martes, 27 de julio de 2010

Testigos de una barbarie

El viernes 23 de julio de 2010 Manuel tapial, Laura Arau y David Segarra, denunciaron ante la Audiencia Nacional al Estado de Israel y a siete de sus más altos cargos - incluido el ministro de defensa Ehud Barak- por crímenes contra la humanidad, violación de acuerdos internacionales y detención ilegal, entre otras imputaciones. Ellos fueron los tres españoles que estuvieron a bordo del Mavi Marmara, el barco que encabezó la llamada Flotilla de la Libertad que llevaba ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, y que fue interceptado por soldados israelíes a finales del mes de mayo pasado. El resultado de la incursión militar: nueve personas muertas. Pocas semanas después de los hechos, entrevisté a Manuel y a Laura, y me contaron detalles inéditos acerca del ataque, testimonio que fue publicado en la Revista Domingo del Diario La República.


El asalto al Mavi Marmara
Manuel Tapial y Laura Arau son dos de los tres españoles que estuvieron a bordo del Mavi Marmara, el buque que pretendía llevar ayuda humanitaria a Gaza y que fue interceptado por fuerzas militares israelíes. Ellos cuentan a Domingo detalles de la misión humanitaria que acabó en la muerte de nueve activistas turcos y medio centenar de heridos. Una incursión militar que ha sido condenada en todo el mundo y que pone sobre la mesa el tema de la ocupación israelí en Palestina.


“You… come with me!!”
Manuel Tapial miró hacia el soldado encapuchado que lo señalaba y antes de que pudiera reaccionar estaba con las manos atadas y recostado contra la pared de la sala de prensa del Mavi Marmara. El contingente militar que horas antes había arremetid
o contra los más de 500 activistas que formaban parte de la tripulación del ferry de 30 metros de eslora, controlaba la nave insignia de la llamada “Flotilla de la Libertad”.Se llevaron a Manuel a otro camarote y lo sentaron en el suelo, permitiéndole mirar hacia la puerta que dejaron abierta. Allí, frente a él, colocaron a uno de sus compañeros de detención, un joven turco al que, de rodillas, le cubrieron la cabeza con una capucha. “Cuando empezaron a golpear al chico me pregunté: ¿Qué hemos hecho para que nos traten así? Ese fue el único momento en que realmente tuve miedo”.Manuel, presidente de la Asociación Cultura, Paz y Solidaridad de Cataluña, evoca este episodio y dice que tanto él como su compañera, Laura Arau, quien también estuvo entre los detenidos, hoy se sienten más palestinos que nunca al haber vivido en carne propia la hostilidad de un estado como el de Israel que, aseguran, lleva 62 años segregando a millones de seres humanos ante la indiferencia de países y gobernantes.El 31 de mayo, fuerzas de élite israelíes interceptaron un convoy de seis barcos que llevaban ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, estrecha superficie de desierto en el que malviven un millón y medio de palestinos, y que desde el año 2007 está bajo un bloqueo terrestre y marítimo. Una operación militar orquestada so pretexto de impedir la llegada de armamento para los militantes de Hamás en Gaza, y que tuvo como resultado la muerte de nueve activistas turcos, medio centenar de heridos y ningún arma incautada.Fueron horas de tensión a bordo de la nave. Manuel y Laura, dos de los tres españoles que estuvieron a bordo, cuentan detalles del asalto pero también del ánimo que empujaba a los participantes de esta acción solidaria que, aunque no consiguió su objetivo, ha logrado atraer la atención del mundo sobre la situación del pueblo palestino y evidenciar la beligerancia de Israel.

Misión: romper el bloqueo
El 27 de mayo la flota estaba lista para zarpar del puerto de Antalya (Turquía) con sus 600 activistas repartidos entre el Mavi Marmara –500 pasajeros– y otros dos barcos, más las tres naves que transportaban diez mil toneladas de ayuda humanitaria. La sétima nave de la flota, el Rachel Corrie, estaba retrasada así que se decidió partir sin ella y que les diera el alcance en altamar.
Manuel y Laura habían planeado hacer un documental sobre el viaje y entrevistaban a algunos pasajeros “ilustres”: el arzobispo Hilarion Capucci, la diputada del parlamento israelí Haneen Zobi y el experto en oriente próximo Norman Paech. Una edición breve de estas conversaciones fue colgada en su blog. Momentos más íntimos y de convivencia entre los pasajeros eran reservados para el documental.
“Hicimos una barbacoa y la gente se iba animado entre sí. Muchos cantaban, otros tenían diálogos profundos sobre el islam. Yo aprendí la frase “Soy Gaza”, en más de una docena de idiomas. Incluso descubrí que existe el feminismo dentro del islam”, dice Manuel.
Desde antes de la partida de la flota, el gobierno de Israel había advertido que no los dejarían llegar a Gaza, pero las amenazas no mermaron la voluntad de los activistas. “Teníamos alimentos para resistir hasta tres meses frente a las costas de Gaza. Ese era el plan por si la armada israelí nos impedía el paso”, dice Laura.
El 30 de mayo, por la mañana, un drone –avión espía– sobrevoló el Mavi Marmara, y en el radar del barco el capitán observaba cómo se acercaban varias fragatas hacia su posición. No hubo más advertencia que un fax en el que les notificaban que por “motivos de defensa”, Israel había extendido su soberanía de las 20 millas oficiales a 68 millas.
Manuel y Laura comunicaban a través de internet los preparativos de la resistencia pacífica en caso de un asalto, pero también advertían de lo peligroso que podría resultar una acción como esta. “Nuestro principal temor era que nos atacaran por la noche. Cundiría el pánico y habría víctimas mortales”, dice Manuel. Y no se equivocó.

“Iban a matar”
Pasadas las diez de la noche, el Mavi Marmara estaba siendo rodeado por cinco fragatas: tres eran visibles, las otras dos no se delataban.
Los activistas hicieron una última reunión y se colocaron los chalecos salvavidas. Los periodistas no dejaban de filmar y de hacer fotos a las naves que los acechaban. Así pasaron varias horas hasta que la señal del satélite al que estaban conectados fue interrumpida.
El asalto era inminente.
Cerca de las cuatro de la mañana, lanchas tipo zodiac los acosaban y varios helicópteros sobrevolaban el barco. Manuel dice que aún antes de que ningún soldado pisara la nave, habían comenzado a disparar con fuego real, sobre todo a los camarógrafos que los grababan.
Los heridos eran atendidos en los camarotes inferiores, donde también recibían a los primeros muertos. En la cubierta los activistas resistían el ataque. Tres soldados que se deslizaban desde los helicópteros fueron capturados, desarmados y sus fusiles arrojados al mar. Luego los llevaron a la enfermería ya que habían recibido golpes durante la reyerta. “Los soldados iban a matar. Les encontramos un dossier con 16 fotografías: la primera era la de Bulent Yildirim, el director de IHH, la principal organizadora de la flotilla. También estaban los retratos de la diputada Zobi y del arzobispo Capucci”, dice Manuel, quien respalda en este hallazgo la teoría de que los militares tenían objetivos precisos. “No hay duda de que se planearon asesinatos selectivos, no se explica de otra manera cómo muchos de los muertos recibieron varios disparos, incluso a quemarropa. Pero los soldados se equivocaron”, dice el activista.
Poco antes de amanecer, Haneen Zobi invocaba por los megáfonos –en hebreo, inglés y árabe– que cesara la violencia. Los militares tenían el control y decomisaron cámaras de video, de fotografía, las portátiles y todas las pertenencias de los activistas.
Algunos pudieron esconder las memorias de cámaras y filmadoras entre sus ropas, pero la mayoría del material fue requisado.
Cuando la noticia daba la vuelta al mundo, los activistas del Mavi Marmara eran traslados al puerto de Ashdod, y de allí a una prisión en donde estuvieron detenidos hasta que los expulsaron de territorio israelí.

Denuncia contra Israel
Miles de personas se han manifestado alrededor del planeta tras el asalto al Mavi Marmara, mientras que el gobierno israelí ha tratado de descalificar a los activistas de la flotilla de la libertad. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, manifestó incluso que la Fundación Ayuda Humanitaria, IHH, tenía lazos con organizaciones terroristas como Al Qaeda.
“¿Quieren decir que el escritor Hanning Mankell, el arzpobispo Capucci, las diputadas alemanas Annette Groth e Inge Hoeger, el historiador Norman Paech, decenas de periodistas de distintas partes del mundo, los 600 activistas, todos, somos aliados de terroristas? Obviamente no estaríamos libres si fuera así. ¿Y las armas?, esto es como las armas de destrucción masiva que sirvieron de argumento para la invasión de Irak”, dice Manuel. “El gobierno de Israel nos secuestró, robó nuestras pertenencias y además destruyó la ayuda que llevábamos”, agrega.
Manuel, Laura y David Segarra, el tercer español a bordo del Mavi Marmara, denunciarán ante la Audiencia Nacional española a siete altos cargos israelíes, incluido el ministro de defensa Ehud Barak, por crímenes contra la humanidad, violación de acuerdos internacionales y detención ilegal.
Han pasado tres semanas del asalto a la flotilla de la libertad y el estado de Israel se resiste a poner fin al bloqueo. Aun así, ya hay un barco de bandera iraní que ha zarpado rumbo a Gaza, intentando cumplir la misión inconclusa del Mavi Marmara.“El bloque a Gaza ya está roto”, dice Manuel, quien está convencido de que la Flotilla de la Libertad, a pesar de todo, logró su propósito de ayudar a Palestina, ya que ahora no hay quien no se sienta conmovido y solidario con un pueblo al que se le ha negado la posibilidad de existir como tal.

-------------------------------------------------------------

Un video del abordaje. Cortesía de chicago.indymedia.org

0 comentarios:

Publicar un comentario