domingo, 20 de diciembre de 2009

Con Magaly Solier en BCN

La actriz peruana Magaly Solier estuvo trabajando bajo la órdenes del director español Fernando León de Aranoa, quien tuvo el feliz acierto de convertirla en protagonista de su nueva película, "Amador", que se estrenará el próximo año. El 2009 fue un gran año para Magaly ya que "la teta Asustada", filme que protagoniza, este año ganó el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín. Durante su estadía en Barcelona, donde se rodaron las escenas en estudio del filme, conversamos con ella acerca de ésta, su primera experiencia de filmación a miles de kilómetros de su tierra natal, una entrevista que originalmente fue publicada en la Revista Domingo, del diario La República.


ACTRIZ DE RAZA

Ha pasado los últimos dos meses entre Madrid y Barcelona, ciudades donde se ha rodado “Amador”, la última película del realizador Fernando León de Aranoa y de la que ella es protagonista. En la capital catalana conversamos con ella sobre la experiencia de filmar en Europa, sus recursos como actriz y de aquello que la vida le ha dado para estar “en el lugar indicado y en el momento adecuado”


Caminando por Gracia, uno de los barrios más bohemios y tradicionales de la ciudad de Barcelona, Magaly Solier confiesa que no le gusta mucho eso de trabajar en un estudio cerrado, que prefiere filmar en la calle, en exteriores, con el viento golpeándole el rostro.“Me he dado cuenta de que en un estudio te cansas más”, dice. Hasta fines de setiembre, Magaly estuvo en Madrid filmando las escenas en exteriores de “Amador”, película que dirige el cineasta Fernando León de Aranoa, y en la que tiene uno de los roles principales. Luego se trasladó a la capital catalana para continuar con el rodaje, esta vez en los escenarios construidos en los estudios de MediaPro ubicados en la Avenida Diagonal, céntrica vía principal que parte en dos a la Ciudad Condal.“Nunca en mi vida había grabado en un plató. La que se supone es mi casa no tiene techo, sino tachos de luz.
“Trabaja más tu cabeza ya que tienes que imaginártelo todo”, cuenta Magaly. “Allí grabamos doce o quince tomas al día. Depende de cuán buen actor eres. A mí el director no me hace repetir mis escenas, pero soy yo la que, a veces, le pido repetir. Es que cuando no me quedo contenta con algo, quiero volverlo a hacer”.Magaly es muy perfeccionista en su trabajo, y esto es algo que ha ido descubriendo a lo largo de su corta pero fructífera carrera en el cine. Hace solo cuatro años la joven huantina debutó en la actuación en “Madeinusa”, película dirigida por Claudia Llosa que obtuvo premios y reconocimientos en festivales de todo el mundo. En el 2007 hizo un breve papel en la cinta de Josué Méndez, “Dioses”, y el año pasado se embarcó en el protagónico de dos películas: “Altiplano”, dirigida por el belga Peter Brosens y la estadounidense Jessica Woodworth, que se presentó en el Festival de Cannes; y “La teta asustada”, de Claudia Llosa. Esta última ha significado mucho para la actriz, no solo porque el filme se llevó el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, sino porque este papel hizo que León de Aranoa pusiera su atención sobre ella. “Estaba en Madrid, de regreso del Festival de Berlín, y el director me invitó a tomar un café. Yo sabía quién era, había visto dos de sus películas: ‘Princesas’ y ‘Los lunes al sol’. Él estaba nervioso y yo también. Después de esa reunión, en la que me contó la historia de su película, quedamos en que me enviaría el guión para que lo leyera”. El guión voló a Lima y a Magaly le gustó. De regreso a España para asistir a otro festival de cine, aprovechó para hacer el casting del filme de León de Aranoa, y no pasó mucho tiempo para que le comunicaran que el papel era suyo.

Historia de inmigrantes
“Fernando es un director muy exigente. Tal vez el más exigente y detallista con el que he trabajado hasta ahora. Pero nunca grita, tiene un tono de voz muy suave que yo me quedaría escuchándolo todo el día”, dice la actriz.Las películas de León de Aranoa, ganador de varios premios Goya (el Oscar español), se caracterizan porque hurgan en las entrañas mismas de la sociedad española, pero siempre con un toque de humor, ironía y no poca ternura.En esta ocasión es la inmigración ilegal el tema que lo convoca, y a Magaly le ha tocado interpretar a una mujer, como las millones que existen, que deja su país en busca de un futuro mejor.“Marcela –su personaje– es una chica ilegal que llega a España y consigue trabajo cuidando a un hombre mayor y enfermo, pero también vende flores en la calle”.Magaly cuenta que empezó a perfilar su papel recorriendo las calles de Lima, explorando en los gestos, actitudes y miradas de aquellos hombres y mujeres que emigraron de los andes a la capital.No lo dice, pero al oírla hablar de cómo construía su personaje, se percibe que apeló también a su propia experiencia, la de esa joven ayacuchana que de repente se vio convertida en actriz de cine, viajando por el mundo y, no pocas veces, preguntándose “¿qué hago aquí?”, cuando despertaba en una habitación de hotel en Barcelona, Berlín o Montreal.“Me iba caminando hasta la avenida Grau mirando a la gente que pide limosna en la calle o que vende en una esquina. Esa gente ha emigrado, no son ilegales, pero han emigrado, y aprendí mucho de ellos, cómo caminan, cómo cogen su bolso, su chompa, cómo se ponen cuando tienen la mirada perdida, o si están preocupados”. Una técnica que Magaly no aprendió en un salón de clase, sino basándose en su propia intuición. “No he estudiado actuación, cuando pueda lo haré, pero los actores españoles que trabajan conmigo no creen cuando les digo que no tengo ningún estudio. Me ven calentando mi voz antes de cada escena y entonces me dicen: “Ya ves, sí has estudiado”, pero eso lo aprendí de mis clases de canto. Por eso ahora cuando me preguntan digo que sí y ya no insisten más”.Magaly comparte roles en la película con los españoles Celso Bugallo (Ganador del Goya por “Mar adentro”), Sonia Almarcha, Fanny de Castro y también con el peruano Pietro Sibille (“Días de Santiago”). La actriz dice que le ha agarrado cariño a la gente de la producción. Aunque, asegura, eso le pasa en cada filmación.“Te acostumbras a la gente con la que trabajas. Te pasa como con tus compañeros de colegio o tus amigos del barrio. Lloras cuando te tienes que separar porque tienes que continuar con tu vida”, dice.

De regreso a la música
Las grabaciones de la película terminan los primeros días de noviembre, y Magaly emprenderá el retorno a Lima para continuar con su agenda de presentación de su disco “Warmi”, otro de sus sueños hechos realidad. Y es que la niña que un día le vendió un plato de Puka Picante en la plaza de Huanta a Claudia Llosa y que luego se convirtió en actriz de cine, soñó primero con ser una gran cantante, y ese anhelo también comienza a hacerse realidad.A fines de setiembre Magaly estuvo en la clausura de la II Muestra de Cine Peruano, “Una mirada al sur”, realizada en el auditorio del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Allí cantó algunos de los temas de su primer disco, encandilando a los asistentes con sus sentidas composiciones, y en unos días, el 14 de noviembre, se subirá al escenario del Estadio Miguel Grau, en el Callao, para cantar una composición suya, “Citaray”, al lado de Juan Diego Flórez.En su página web estrenada hace un mes y medio (magalysolier.pe), Magaly dice que ahora, a sus 23 años, empieza a cosechar lo que ha sembrado.“Todos los días las personas sembramos algo. Si eres mal educada, si hablas por hablar, no vas a cosechar nada. Si siembras mal, nunca va a germinar la semilla, se va a podrir. Yo me he esforzado para llegar a donde estoy ahora”. Sin duda, parte de esa cosecha es estar en Barcelona, a más de diez mil kilómetros de Huanta, trabajando en una película española y como protagonista.Haciendo crujir bajo sus pies las hojas de los árboles que por millares cubren las calles de una Barcelona a la que el otoño se resiste a abandonar, Magaly Solier reflexiona acerca de todo lo que le ha tocado vivir en solo cuatro años, y sin tener tiempo para elaborar mucho sus pensamientos, reconoce que hay mucho de suerte en su vida, pero también de voluntad.“Yo he tenido mucha suerte, he estado en el lugar adecuado en el momento adecuado, pero luego ya no dependes de la suerte sino de tu esfuerzo, y eso es lo que hago. Hay que estar preparada porque si te llega la oportunidad y lo haces mal, te friegas”.¿Y qué viene ahora, Magaly?, pregunto.“Pues no lo sé. Solo me estoy dejando llevar”.



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El quechua y los olvidados
Magaly hace uso del quechua, su lengua materna, en su vida cotidiana. Lo ha hecho en el cine, y también cuando se sube a un escenario para cantar. “Me molesta la gente que sabiendo hablar el quechua no lo hace porque le da vergüenza. Me dan ganas de jalarle de las patillas. Hablar quechua es muy bonito, yo me siento orgullosísima de hablarlo”, dice. “Desde el presidente hasta los congresistas, todas las autoridades deberían hablar las lenguas de la selva, de la sierra. Si no saben hacerlo, no deberían ser autoridades”, dice Magaly, quien desde su éxito se ha visto en la mira de algunos “políticos” que se han atrevido a llamar a su madre, Gregoria Romero, para pedirle que influya en Magaly para que se sume a su partido.”Yo le he dicho a mi madre que los mande por un tubo. Lo que quieren es aprovecharse de lo que una hace”, dice la actriz, quien si bien no se siente atraída por la política, sí por la acción social y espera, algún día, tener el dinero y la influencia suficiente para poder formar una fundación que ayude a los mujeres y niños olvidados del Perú.

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A continuación, añado una entrevista que le hizo a la actriz el periodista peruano Marco Sifuentes, del blog utero.tv. Aquí Magaly se expresa acerca de su recuerdo de la época de guerra interna que vivió el Perú en los años ochenta y noventa.

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