Mucha suerte para Claudia y Magaly.
“Sueño con un Perú reconciliado”
Hoy domingo Claudia Llosa deja Barcelona para asistir, en compañía de su equipo de producción y de la actriz Magaly Solier, al Festival de Cine de Berlín, importante evento en el que “La teta asustada”, su segundo largometraje, compite en la Sección Oficial, lo cual la convierte en la primera película peruana en tentar el codiciado Oso de Oro. Desde la capital catalana, la joven realizadora habla de su película.
Claudia Llosa estaba trabajando en la posproducción de “Madeinusa”, su ópera prima, cuando llegó a sus manos un texto con testimonios de mujeres víctimas del terrorismo

La cineasta quedó impactada por la idea de una enfermedad del miedo, y fue así como empezó a indagar tratando de hallar más información sobre el tema en textos periodísticos, investigaciones antropológicas e incluso, contactando a psicoanalistas. Aunque la mayor fuente de consulta fue la tradición oral andina, y a partir de allí, poco a poco, le fue dando forma a una historia que se convirtió en una película que la próxima semana, el 12 de febrero para ser más exactos, se estrena dentro de la Sección Oficial del prestigioso Festival de Cine de Berlín, la Berlinale, compitiendo por un Oso de Oro con otras 26 películas de todo el mundo, entre los que se encuentran filmes dirigidos por realizadores reputados como Stephen Frears o Andrzej Wajda.
“Para mí es un orgullo que la película esté compitiendo en un festival como el de Berlín, siendo además la primera película peruana que alcanza a ser considerada en esta competencia”, dice la cineasta. Y es que “La teta asustada” es una producción hispano-peruana, con un 80% de participación española a través de la coproducción con Wanda Visión y Oberon Cinematográfica, y un 20% de aporte peruano ya que la productora de la cineasta, Vela Filmes, apostó con todo a la película, además de haber recibido el apoyo de Conacine, que en el año 2007 galardonó al entonces proyecto de largometraje de Llosa con una de sus ayudas.
En su oficina del centro de Barcelona, ciudad catalana donde vive desde hace ocho años, Claudia Llosa dice que estaba en Lima, la pasada quincena de enero, cuando le comunicaron vía telefónica que su película había sido elegida para participar en el importante festival.
“Creo que aún no me repongo de la sorpresa ya que, más allá de que ganemos en Berlín, lo importante es haber sido elegidos, pero sobre todo tener la oportunidad de mostrar una parte de la historia peruana reciente, una historia de dolor. Creo que la película habla además de cómo nos pesa el pasado, todo lo que hemos vivido, pero que nos dice que debemos conjurarlo no olvidando, sino asumiéndolo y así poder continuar con el presente”, dice la cineasta refiriéndose a la historia de Fausta, el personaje principal de la película y que interpreta Magaly Solier.
“Perpetua, la madre de Fausta, es testigo de cómo asesinan a su esposo y luego a ella la violan estando embarazada, por lo que en su creencia su hija fue testigo de esa violencia desde el vientre, por eso es que nace sin alma y con ese miedo visceral que le transmite a través de su leche. Y de todo esto nos enteramos cuando escuchamos a Perpetua cantarle a su hija, en quechua, esa dolorosa historia. Para mí esa imagen es la expresión de ese Perú olvidado que busca la reconciliación”.
–¿Tu intención es poner el foco de atención pública en aquellos que padecieron y fueron víctimas de la violencia durante el conflicto armado interno peruano?

–¿“La teta asustada” es una película “comprometida” en el sentido político y social de la expresión?
–Es una película comprometida en lo emocional. Esta es una película que intenta conectar con el dolor de los que sufrieron. Fausta, el personaje principal de la película, lucha por ser entendida, por recuperar su autoestima perdida, y ese es el gran tema de la película. Ella empieza a mirarse a sí misma, a valorarse, y sólo a partir de esa valoración va a encontrarse como ser humano.
–Una lucha que tienen muchas mujeres que fueron víctimas de violencia sexual durante el conflicto interno peruano y que fueron segregadas no solo por la sociedad, sino sobre todo por los suyos
– Gran parte del problema que hubo en la guerra interna que vivimos, de cerca o de lejos, todos los peruanos es que la víctima se vio envuelta en un halo de rechazo. A estas víctimas no se les protegió, al contrario, se les trató de ocultar. Muchas personas que fueron víctimas de la violencia lo ocultaron, nunca se hizo duelo sobre ese dolor, sobre esa pérdida. La capacidad de no haber podido llorar o catalizar esas atrocidades ha endurecido aún más el callo que existe en ellos y en la sociedad.
–¿La película trata de penetrar esa coraza?
–Creo que la película abre muchas aristas del mismo tema, pero también te hace viajar por un mundo que está lleno de vida. Lo curioso de la tragedia es que está rodeada de vida. Los que hemos sufrido pérdidas sabemos que salimos a la calle y la vida continúa con una voracidad enorme, y eso también se ve en la película. Esa oposición entre vida y muerte es vista como algo negativo cuando en el fondo debería ser visto como algo natural. –¿Estos son temas a los que te has acercado recién o siempre han estado en tu imaginario como cineasta?
–Bueno, mi concentración en el mundo andino a nivel cinematográfico se dio con “Madeinusa”. De otro lado, mi fascinación por el ande surge por una necesidad de pertenecer, de lograr un sueño de tener un país reconciliado, que sea capaz de reconocerse en todos, pero que es un sueño frustrado. Entonces lo que debemos hacer es acortar las distancias, crear vasos comunicantes y eso a mí me ayuda a entender, a acercarme, no sólo como mujer privilegiada que no tuve que padecer las desgracias de otras mujeres. Yo, que no tengo el dolor y que no me atraganta nada puedo decirlo, puedo gritarlo.
–“La teta asustada” es una película con un tema muy peruano pero a la vez universal. La violencia y sus consecuencias nos atañen a todos, e imagino que eso es lo que permitirá que se aprecie en toda su dimensión en un festival como el de Berlín.
–La película habla de esa deuda que hay en el Perú para aquellas víctimas del horror, pero es un tema que nos compete a todos los pueblos. En España, en Medio Oriente, en la Europa del Este, en el África, en todos esos lugares existen esas heridas que seguimos transmitiendo de padres a hijos y no sabemos cómo curar.
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Actriz fetiche
Han pasado tres años desde el estreno de “Madeinusa”, película que ganó diversos premios, y Claudia Llosa dice sentirse mucho más afiatada en el oficio de hacer cine. Afirma estar más segura, pero sobre todo mejor avalada por un equipo de realización con experiencia y con ganas de seguir haciendo películas y contando historias.
“Hacer ‘Madeinusa’ fue bastante instintivo. Ahora me sigo guiando por la espontaneidad, pero al mismo tiempo por la experiencia”. Magaly Solier vuelve a ser protagonista de este segundo largo de Llosa, de tal forma que la joven actriz, próxima a debutar como cantante, se ha convertido en su fetiche.
“Tengo una conexión muy fuerte con Magaly y creo que la tendré toda mi vida. Magaly da un vuelco tremendo en esta película. En “Madeinusa” era una actriz instintiva. Ahora sigue siendo un actriz de poca escuela pero de mucha emoción. Creo que trabajaría con ella mucho tiempo más, aunque dependerá de los personajes e historias que vengan luego”. En cuanto al resto del reparto, “La teta asustada” cuenta con la participación de la actriz española Susi Sánchez, lo que significa un espaldarazo para el filme en Europa, pero además la cineasta sigue apostando por actores nuevos como es el caso de la niña Doris María Ramírez y el cusqueño Efraín Solís. “Con Efraín pasó algo similar como con Magaly. Cuando era joven fue protagonista de una película cusqueña. Él no era actor de escuela sino un campesino que se vio empujado a la actuación. Cuando estábamos haciendo el casting alguien me habló de Efraín, así que fuimos a buscarlo y lo encontramos en su chacra del Cusco, y lo pusimos nuevamente delante de una cámara”.
Pero además, “La teta asustada” tiene un personaje espiritual y esa es la música que ayuda a contar la historia. “Hay cumbias de Los Destellos, Los Pakines, el grupo La Sarita también ha apoyado con algunos temas, y Magaly Solier canta sus propios temas. No es una película musical, pero la música ayuda a transmitir el mensaje, y va directo al alma”, dice la directora.
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Trailer de la película
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